COMPÁS DE INCENSARIO.

Título: Como falanges espartanas.

Las circunstancias son inciertas y poco alentadoras de cara a un futuro próximo. Nula actividad social de nuestras Hermandades, nula recaudación por métodos habituales, dificultad en el cobro de cuotas y una economía de guerra es lo que nos estamos encontrando en una amplia mayoría de nuestro sector cofrade que ve como pocos se preocupan sinceramente de los días venideros que están tornando de gris a negro. Una ciudad con veintiunmil habitantes, con la friolera de 27 Cofradías oficiales y una en proceso de constitución (suponemos) nos deja ver que la debacle de esta pandemia nos está afectando al igual que un choque de trenes. Lo que ocurre que a excepción de los medios que estamos manteniendo viva la llama como nosotros, La Opinión Cofrade o Cuaresma Egabrense, aún no hemos conocido si se van a abrir debates sobre el futuro más próximo de nuestra hermandades. Interrogantes que pueden llevarnos a un campo dónde inspeccionar o reflexionar sobre si hay futuro para tanta diseminación de cofradías Porque el debate a lo mejor no es si va a haber Semana Santa o no el próximo año, que eso, por suerte o por desgracia de momento no sabemos si está o no, en nuestra manos. Aquí un debate atractivo es si el modelo actual que tenemos en Cabra es viable o no lo es, si es el que necesitamos o no lo es, si es el apropiado o no lo es, si es aconsejable mantenerlo o por el contrario debemos buscar nuevas vías de apoyo entre unos y otros. Es incuestionable que hay Cofradías muy definidas en lo externo y en lo interno, que tienen poco margen de cambio o de nuevas incorporaciones o absorciones. Pero si es cierto que puede haber un campo abierto que puede plantear colaboraciones estrechas entre iguales, con el fin de salvar el patrimonio artístico y humano, manteniendo el culto público de todas las sagradas imágenes que conforman nuestra Semana Santa. Las fusiones siempre han sido un caldo de cultivo para debates intensos que nunca nos han llevado a ningún lugar. Pero no se trata de fusiones, sino de unificar Cofradías sin que ninguna de ellas pierda su identidad, si es que la tienen. Se hace y se ha hecho en muchas poblaciones similares a Cabra, incluso en grandes capitales y no ahora, sino siempre. El motivo único y final es mantener el culto y la supervivencia de la veneración diaria a nuestras sagradas imágenes. Hermandades de un mismo día pueden ser una sola Cofradía, pero el día de su estación penitencial mantener su señas de identidad, si es que la tienen. Tendríamos un grupo humano, en algunos casos, de más de 600 personas que trabajarían como falanges espartanas por mantener sus respectivas cofradías, pero en Semana Santa seguirían teniéndo su personalidad. Todo esto hecho desde una oficialidad, no desde una conversación extra oficial en cualquier lugar. Creando unos lazos de permanencia por ambas partes con el fin de conseguir un mismo objetivo, construir puentes largos y robustos que den viabilidad al excesivo número de hermandades que hay en la actualidad. Si esa consecución de puntos en común llegan a una fusión con el paso del tiempo sin duda sería la gran noticia que le daría sentido al término hermandad. Es algo complejo, porque todos tenemos nuestros asuntos en casa y nos gusta poco compartir y dar a conocer lo que somos. Hay vías para unificar puntos de encuentro y hay opciones de mejora. O eso o ir nombrando gestoras a diestro y siniestro que no nos llevarán a ningún sitio. También existe la posibilidad de estar como hasta ahora dónde hay 8 a lo sumo 10 Cofradías que van manteniendo su sistema de supervivencia y el resto van a remolque día si y día también. Es muy serio lo que tenemos por delante y estamos a tiempo de buscar posibilidades de mantener el legado o seguir mal viviendo con migajas sin ningún tipo de base para afrontar los retos futuros. Podemos elegir entre ser taifas o ser como falanges espartanas. Abramos el debate y seamos coherentes con la realidad.

Eduardo Luna Arroyo
Director de Radio La Manigueta.